Sin duda la introducción de la arveja en la rotación de cultivos se vio altamente favorecida por la introducción de los maíces transgénicos tolerantes a Diatraea saccharallis y a la siembra directa. Habitualmente la arveja era seguida en la secuencia por soja, que si bien es un segundo cultivo, su performance fue siempre superior a la soja de segunda sobre trigo.
No obstante, la deuda la teníamos respecto de la cobertura de suelo, dado que arveja-soja resulta en un pobre aporte de rastrojos. Los productores hallaron en el maíz de segunda una excelente alternativa a la soja, dado que por un lado los resultados de producción son más estables, aunque sin los picos de rinde de los maíces de primera en años favorables, y por otro lado, hallaron la solución para lograr el volumen de rastrojos necesario para proteger al suelo y lograr reducir el balance negativo del carbono.
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